martes, 21 de mayo de 2013

Diadermina




Las manos de mi abuelo
van y vuelven al taller
van y vuelven al moisés, engrasan
tuercas, levantan guinches
ajustan llantas/os

El sonido del motor
del compresor
hace las veces de canto/a
una canción
de cuna en el umbral
de la mañana

De grande aprendí a leer
los caminos en sus palmas:
el de  la vida, poblado
de cicatrices blancas
el de su cabeza de pez
escurridizo
lleno de canas
y el de las marcas
de mis besos 
de diadermina
que fui poniendo
capa sobre capa
hasta cubrir
las escamas


2 comentarios:

  1. Qué precioso Clau...
    además me hiciste recordar al mío :)
    de cuando lo sentaba y lo peinaba por ejemplo...


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