sábado, 16 de febrero de 2013

Carpe Diem





Me gusta el mar,
el olor a tierra mojada,
andar descalza;
siempre quise saber el nombre
de todas las constelaciones,
o que un hombre me dijera
que me parezco a la noche de ciertas plazas. 
O a ciertas noches húmedas, 
cuando hay esa neblina que no es neblin
y los bancos de piedra y el pasto
brillan.


Basta un minuto de belleza
para saber que algo estuvo allí.


La corteza húmeda de un sauce
a la orilla del agua
una estrella gigante roja
que no se ve
o un tren doblando una curva
sobre una moneda de plata.


-Todo lo que nos va a pasar con alguien
se sabe en el primer instante-
me dijiste antes de esta vida,
te reias y los ojos te brillaban
como a través de la lluvia.




(versión condensada del cuento-poema de abelardo-castillo-carpe-diem)

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