Me gusta el mar,
el olor a tierra mojada,
andar descalza;
siempre quise saber el nombre
de todas las constelaciones,
o que un hombre me dijera
que me parezco a la noche de ciertas plazas.
O a ciertas noches húmedas,
cuando hay esa neblina que no es neblina
y los bancos de piedra y el pasto
brillan.
Basta un minuto de belleza
para saber que algo estuvo allí.
para saber que algo estuvo allí.
La corteza húmeda de un sauce
a la orilla del agua
una estrella gigante roja
que no se ve
o un tren doblando una curva
sobre una moneda de plata.
-Todo lo que nos va a pasar con alguien
se sabe en el primer instante-me dijiste antes de esta vida,
te reias y los ojos te brillaban
como a través de la lluvia.
(versión condensada del cuento-poema de abelardo-castillo-carpe-diem)
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